La infancia está destinada a ser una experiencia hermosa. Está destinada a ser los años más memorables y mejores de la vida de uno.

Sin embargo, la realidad dista mucho de esta imagen idealista. La infancia para la mayoría de los niños no es perfecta, pero algunos lo pasan mucho peor que otros.

La violencia, los abusos de todo tipo, la explotación, el abandono y las agresiones son algunos de los traumas infantiles infligidos por los adultos. La muerte de un ser querido, los accidentes y las enfermedades son los traumas inevitables que algunos niños tienen que soportar.

A menudo, los adultos piensan que los niños que sufren estos acontecimientos traumáticos son tan pequeños que no les afectarán o no los recordarán cuando crezcan. Esto no es cierto en la mayoría de los casos. Estas pruebas crean profundas heridas en la mente de los niños y las cicatrices permanecen con ellos incluso en la edad adulta.

Los niños que han tenido una infancia menos que perfecta siguen mostrando síntomas del trauma incluso después de convertirse en adultos. Los síntomas físicos, emocionales y conductuales del trauma infantil en adultos a veces no son fáciles de detectar o diagnosticar.

En este artículo se analiza el tema de los adultos que viven con traumas infantiles.

¿Cuáles son las causas de los traumas infantiles?

Los traumas infantiles son experiencias adversas y dañinas que viven los niños debido a la actitud insensible de sus cuidadores. Algunos de ellos son infligidos por los propios cuidadores, mientras que otros permanecen como mudos espectadores. Sin embargo, no todos los traumas infantiles pueden atribuirse a la ineptitud de los cuidadores.

Algunos de los acontecimientos que pueden clasificarse como traumáticos para un niño son:

  • Negligencia
  • Asalto
  • Abuso físico, emocional y sexual
  • Explotación sexual
  • Acoso intenso
  • Violencia doméstica
  • Ser testigo de la violencia en la escuela y la comunidad
  • Muerte de un ser querido
  • Accidentes mortales
  • Enfermedades mortales o casi mortales
  • Catástrofes naturales
  • Terrorismo
  • Experiencias de guerra o refugio

¿Cómo afectan los traumas infantiles a la salud mental y a las relaciones de pareja?

Cuando un niño pasa por una experiencia traumática, se socava su autoestima, su autovaloración y su confianza en sí mismo, se le roba el sentido de sí mismo y se destruye su estabilidad en la vida.

Sería ilusorio pensar que estas heridas desaparecerán con el paso del tiempo. A medida que crecen y se convierten en adultos, estas cicatrices siguen acompañándoles y los recuerdos de la experiencia traumática seguirán persiguiéndoles de un modo u otro.

En la edad adulta, pueden experimentar un sentimiento de culpa, vergüenza, desconexión con la familia y los amigos, e incapacidad para entablar relaciones sanas. Tener problemas para controlar las emociones, arrebatos de ira e incidentes de altos niveles de ansiedad y depresión se atribuyen a traumas infantiles.

La manifestación de los traumas infantiles en los adultos depende del tipo de trauma soportado y de quién se considere responsable de él. Los abusos, especialmente los sexuales y emocionales, por parte de un cuidador pueden tener graves repercusiones, mientras que la negligencia y el hecho de que los cuidadores no garanticen su seguridad pueden no tener tanto impacto. De nuevo, difiere de una persona a otra.

Signos y síntomas de trauma infantil en adultos

Los efectos de los traumas infantiles son diversos en función del acontecimiento traumático, del niño y del papel que desempeñe el cuidador en todo ello. Cuando son niños, pueden desarrollar sus propios mecanismos de afrontamiento como medio de supervivencia y para superar las funciones cotidianas.

Los niños pueden mostrar signos de retraimiento social, experimentar cambios de humor, mostrar un comportamiento violento o enmascarar sus emociones y sentimientos. Si no se interviene en los primeros años, estos rasgos de comportamiento continuarán en la edad adulta. En los adultos, estos síntomas pueden manifestarse con mayor gravedad y volverse más potentes.

Estos son algunos de los síntomas de trauma infantil más comunes en adultos.

1. Síntomas físicos:

  • Falta de concentración
  • Bajos niveles de energía
  • Sueño alterado y pesadillas
  • Enfermarse con demasiada frecuencia
  • Temblores

2. Síntomas emocionales:

  • Ataques de pánico
  • Ansiedad y depresión
  • Ira y violencia
  • Desinterés e insensibilidad
  • Estallidos emocionales

3. Síntomas conductuales:

  • Trastornos alimentarios
  • Compulsiones de distinto tipo
  • Comportamiento antisocial
  • Actitud insensible y obstinada
  • Impulsividad y desorientación

Los traumas infantiles en los adultos se manifiestan sobre todo en su incapacidad para establecer relaciones. Los distintos tipos de trastornos del apego en los adultos son consecuencia de los traumas sufridos en la infancia. Todos los estilos de apego negativos están relacionados con las experiencias traumáticas vividas en la infancia.

4. Apego temeroso-evitativo:

Un niño que sufre abandono y malos tratos puede desarrollar esta situación de adulto. Puede seguir teniendo miedo a las relaciones íntimas y cercanas. De adulto, le cuesta compartir emociones y confiar en los demás. A menudo se siente desconectado de su pareja.

5. Apego despectivo-evitativo:

Cuando crecen, se vuelven demasiado independientes para protegerse de situaciones similares. De nuevo, esto puede suponer un obstáculo a la hora de entablar relaciones íntimas en la edad adulta.

6. Apego ansioso-preocupado:

Cuando el cuidador no es constante a la hora de proporcionar seguridad emocional al niño, puede producirle ansiedad. A veces, el niño es asfixiado con amor y atención, y otras veces, se le abandona a su suerte. Esto puede hacer que el niño se vuelva necesitado y pegajoso. Busca aprobación y validación en sus relaciones. Esta tendencia a la inseguridad continuará en su edad adulta.

Terapia de trauma infantil para adultos

Los traumas infantiles no sólo son devastadores para un niño, sino que pueden seguir persiguiéndole incluso de adulto. La terapia es muy eficaz para eliminar las secuelas de los traumas infantiles.

Las terapias de traumas infantiles más eficaces y comunes para adultos son:

1. Terapia de Procesamiento Cognitivo del Trauma (TPC)

La TPC, una variante de la terapia cognitivo-conductual, se utiliza principalmente para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Un programa de tratamiento de 12 sesiones es eficaz para encauzar las emociones y los pensamientos en la dirección correcta. A continuación se lleva a cabo el procesamiento del trauma y el desarrollo de habilidades para reconocer y tratar los procesos de pensamiento caprichosos como consecuencia del trauma.

La fisioterapia respiratoria ha demostrado su eficacia en veteranos de guerra, víctimas de agresiones sexuales y niños maltratados y traumatizados. La fisioterapia respiratoria puede ayudar a redefinir, reanalizar y explicar el acontecimiento traumático para aliviar el sentimiento de culpa de la víctima.

2. Terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma (TF-CBT)

De nuevo, otra variante de la terapia cognitivo-conductual, la TF-CBT es un tipo de psicoterapia que utiliza un modelo basado en la evidencia que incorpora intervenciones sensibles al trauma. Utiliza técnicas cognitivo-conductuales y principios humanistas, apoyándose en la participación de la familia en el proceso de tratamiento.

La TF-CBT ha demostrado ser muy eficaz para el tratamiento del trauma infantil en niños pequeños, adolescentes y jóvenes. Un programa de tratamiento típico es de 12-15 sesiones.

3. Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR)

La EMDR es un tipo de psicoterapia que consiste en evocar recuerdos de sucesos traumáticos junto con movimientos oculares rítmicos. Se cree que los movimientos oculares repetitivos son eficaces para reordenar los recuerdos de un trauma.

Distribuida en ocho fases que incluyen la historia, la preparación, la evaluación y el tratamiento, la EMDR suele requerir entre 6 y 12 sesiones, lo que se considera muy útil para abordar recuerdos traumáticos no procesados.

4. Terapia de exposición narrativa (NET)

NET se utiliza en el tratamiento de acontecimientos traumáticos complejos y múltiples. Se trata de una intervención personalizada que se centra en implantar la exposición al trauma en el contexto de los acontecimientos vitales denominado línea de tiempo. La línea de tiempo sigue acompañando al paciente incluso después de que hayan finalizado las sesiones de terapia.

En NET, la vida del paciente se despliega en orden cronológico y los acontecimientos de su vida se contextualizan en puntos positivos y negativos de la línea temporal. Se trata de una terapia de corta duración que implica de 4 a 10 sesiones.

5. Terapia de exposición prolongada (EP)

También conocida como inundación, la PE es un tipo de terapia cognitivo-conductual que consiste en exponer al paciente a recuerdos traumáticos para ayudarle a reconocer y aceptar esos acontecimientos perturbadores. La confianza es un factor vital para el éxito de esta terapia.

La EP es muy eficaz con pacientes que sufren TEPT y ansiedad, depresión y ataques de pánico relacionados. Un programa de tratamiento típico se extiende a lo largo de 3-4 meses.

6. Terapia de juego

Se trata de una forma eficaz de abordar los efectos del trauma a través del juego. Está dirigida a niños muy pequeños de entre 3 y 10 años. Durante la sesión, el terapeuta comprende los efectos del trauma observando al niño mientras juega. Se ayuda a los niños a desarrollar estrategias de afrontamiento para hacer frente a la situación traumática.

7. Arteterapia

Esta terapia fomenta la curación de los traumas infantiles de los niños mediante expresiones artísticas como el dibujo, la pintura, el coloreado y la creación de esculturas. Esta sesión de terapia ofrece a los niños una salida para sus pensamientos y emociones problemáticas sin el uso de palabras. Un terapeuta experto puede utilizar estas sesiones para inculcar la autoconciencia, la autoestima y la perspicacia. Esto puede utilizarse para mejorar la resiliencia.y reducir el estrés y los conflictos internos.

Reflexiones finales

Tratar con un niño traumatizado no es tarea fácil. Curar las heridas del trauma es difícil y desalentador. Sin embargo, estas terapias especializadas son muy eficaces para aliviar los efectos de acontecimientos tan perturbadores.

De todas las terapias disponibles para tratar a pacientes crónicamente deprimidos con traumas infantiles, la EMDR se considera un gran avance, especialmente para tratar el TEPT. En lugar de obligar a los pacientes a enfrentarse y revivir sus sucesos traumáticos, se concentra en las emociones implicadas y sus secuelas.

Con tratamientos y terapias tan eficaces, no hay motivo para que los pacientes sigan sufriendo. Ellos también pueden dejar atrás su pasado y llevar una vida normal.

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